Descripción del Producto
En esta nueva y desconocida arena literaria he tratado de ubicar, de una u otra manera, el atavío de las personas que últimamente me han acompañado en mi vida y han contribuido a edificar los sólidos cimientos que me deleitan el alma, me abren el corazón y me incitan a vivir felizmente. No es que sea un adicto a la arena literaria ni mucho menos un mediocre escritor. Simplemente soy un enamorado de la amistad que, a través de sus mágicas pócimas, me incitan instintivamente a derramar sobre el blanco papel algunos sentimientos envueltos en palabras que cualquiera de vosotros podría expresar mejor.
Quizás ha sido por casualidad. Me sumergí. No fue fácil. Expresar tus sentimientos, sensaciones o emociones supone el riesgo de descubrirte, pero hacerlo por una justa causa, como es la cesión íntegra de los derechos de autor de la presente edición a la Asociación Síndrome Down Mérida, es muy grato. Cualquiera de vosotros guardáis cautelosamente bajo llave lo mismo. Surgió inesperadamente la idea de publicar mis reflexiones que engullen estas páginas. Quizás es el momento, las circunstancias, el destino o el azar. No lo sé. La única certeza es que verán la luz.
A través de una serie de relatos cortos he tratado de diseccionar la valiosa semilla de la amistad que todas las personas que me habéis acompañado últimamente en mi vida, en cualquiera de sus formas, habéis sembrado en mí germinando el aval de fidelidad hacia vosotros. Tú misma y tú mismo sois una de esas entrañables y maravillosas personas que la vida ha puesto en mi vereda para contribuir a magnificar ese poder tan misterioso de la amistad que todo lo que toca lo convierte en el tesoro más laureado de la humanidad.
A la Asociación Síndrome de Down Mérida por parecerme una causa social justa conectada directamente con el tejido más valioso que tenemos los humanos, el derecho a una vida independiente y digna. El derecho al pleno disfrute a la vida en condiciones de igualdad.
A los que nos dejaron en el asfalto y sus familiares, las víctimas y los perjudicados, el sector institucional, los organismos públicos y privados, la judicatura y la fiscalía, los Agentes encargados de la vigilancia del tráfico, las asociaciones relacionadas y cualquier ciudadano para cultivar la semilla de la responsabilidad, el compromiso y el respeto a las normas circulatorias con las que abrocharnos a la vida.
A quienes me esperáis en el cielo porque todos los días hay un ratito para vosotros y los vuestros.
Y a los que habéis hecho posible que pueda manifestarme de esta manera para deciros que la felicidad de una persona es innata a su carácter, como lo es también su equilibro. Sin vosotros no podría ser yo en mi esencia.